Juan, la generación de Gemma García, Rosa Romero, Silvia Martínez o Amparo Ausina es prácticamente pionera en España. No se las puede comparar con ningún piloto masculino ni medir con los mismos parámetros, porque son ellas las primeras en nuestro país que están sacándose licencias y participando en carreras oficiales. Si hay pocas mujeres que conduzcan moto gorda, menos las hay en moto de montaña. Si las ficha algún equipo no es por su palmarés, sino porque son las únicas que hay
Existe un precedente de piloto española en motos en el Dakar, que fue Ariadna Tortosa y corría en 1991 -precisamente el primer año que consiguió acabarlo una mujer italiana, Patricia no me acuerdo de su apellido-, con el equipo de Arcarons que patrocinaba Rocersa. Acabó dos etapas, cosa por la que pocos daban ni un duro.
En 28 años de historia, las 24 H de resistencia de enduro de Moià en Barcelona no han tenido más que una sola piloto femenina, que se inscribió el año pasado como reserva. El único precedente fue un equipo femenino de los Mossos d'Escuadra en las 24 H de Montmeló (asfalto), que no llegaron ni a clasificarse.
Este año consiguieron formar un equipo Rosa, Silvia, Gemma y Merche, y acabaron, últimas, eso sí. Pero ha sido un paso de gigante. Si ya estamos así de mal en competiciones locales, fíjate en internacionales. Comparadas con la gran cantera francesa, alemana, sueca, etc., no tenemos nada qué hacer. Así de simple: no hay base deportiva, no hay garantías de que salga una Laia Sanz (esperemos que vengan otras detrás y no sea una deslumbrante excepción) en el mundo del motocross, raids, enduro, etc. Nadie sabe los equilibrios que tuvimos que hacer para crear un equipo femenino con mujeres lo bastante buenas como para acabar: el Girls Team de Moià puede calificarse como el Dream Team femenino de España.
Formar un equipo, reunir el dinero, buscar asistencias, mecánicos, etc. es duro para todo el mundo, pero hacerlo sabiendo que no tienes ninguna esperanza de quedar bien situada es heroico. ¿Marketing? ¿Publicidad? Es lo único que nos queda para compensar tanto sacrificio ya que somos tan, pero que tan poquitas, ¿no?...
Todos sabemos que este es un deporte muy caro, carísimo. Lo más normal es, sabiendo que no tienes nada que hacer porque por no haber, no hay ni categoría femenina si no se inscriben un mínimo de tres participantes, pasar de meterte en competiciones, ahorrarte la pasta de la licencia y las inscripciones y organizar carrerillas en tu pueblo o seguir saliendo con los colegas... Por suerte, los organizadores de las carreras oficiales siempre tienen un detalle con ellas y aunque solamente participe una, siempre les preparan un podium, pero es desalentador saber que vas a quedar siempre entre los últimos, después de luchar con todas tus fuerzas y recibir empujones, patadas, y lo que haga falta, igual que un tío. Una carrera no es un desfile de modelos, precisamente.
Ojalá fueran más las chicas que se animan a ir en moto de montaña, pero sin ir más lejos, estoy cansada de ver en los paddocks a los niños haciendo piques en sus motos infantiles y a las niñas -con alguna excepción como la hija de Roma- jugando a las muñecas y mirando a Abril como si fuera una extraterrestre. ¿Cuántos son los padres o madres que regalan motos a sus hijas? ...muy poquitos. Si te fijas, las pilotos que despuntan en nuestro país tienen una media de edad de 30 años. La mayoría nos subimos muy tarde a la moto, y ya no queda mucho tiempo para ofrecer lo mejor de una misma como piloto, sin contar con que una vez que eres madre, las cosas se complican indeciblemente. El futuro está en las niñas, pero tal como lo veo desde una caravana de asistencia, temo que todavía tardaremos dos generaciones de pilotos en tener una Andrea Mayer.
Mientras se da este gran cambio, pido un poco de comprensión hacia las pocas que rompen con todos los prejuicios y se lanzan a la moto de montaña, y que animemos a Amparo le vaya como le vaya. Si acaba, mejor, pero solamente con intentarlo ha ganado otra carrera.
PD: No compito, pero desde la barrera se pueden hacer muchas cosas para apoyar a las que sí valen. Esa es mi competición.