- Mar Abr 27, 2004 12:28
#42489
Lo más fuerte que he oido en mi vida es lo de la Minicross de López en el abismo. ¡Que pasada!.
Yo tengo dos historietas graciosas:
Llegó el día en que el pequeño de mis tres hermanos heredaba la cota 25 A. La pobre había pasado por tres manitas y tenía más golpes que el plato de un loco, pero seguía funcionando. El caso es que el peque tenía cinco añitos recién cumplidos y estaba como loco por que le llegase el turno de conducir y bajarse por fin del depósito de las motos de sus hermanos. Esta cota tiene embrague centrífugo y tres posiciones de la caja de cambio: corta, punto muerto y larga. Se la pusimos en marcha con la larga engranada encarando un prado. Se sube, le da gas pero cuando quiere cortar, se queda atascado el cable a tope. Entonces vemos a toda la family como en Benny Hill corriendo detrás de la motillo a pocos metros sin darle alcance. Esto duró menos de un minuto, pero debió ser digno de verse desde fuera. Al final paró contra un arbusto sin mayores consecuencias. No volvió a intentarlo en seis meses, pobre.
En otra ocasión decidí traerme la cota 49 desde Colmenar para andar por Madrid. Esta cota era de enésima mano y estaba “podrida”. Yo la había apañado los cables del encendido con unos cablecillos de una lámpara de mesilla de noche, pero funcionaba. El caso es que llegando a “La Paz” en la pendiente de subida la moto se me empieza a ahogar, como si se hubiese perlado la bujía. De repente, una llamarada sale de debajo del depósito y me pego un susto de cojones. No espero a frenar. Temiendo quemarme a lo bonzo, me tiro en marcha. La moto estaba ardiendo y yo intento apagar mi preciada posesión con el anorak de poliéster como en las películas. Como resultado, en el anorak empiezan a aparecer agujeros enormes y a quemarse el relleno: más fuego aún. “Piensa McGiver, piensa”. Se me iluminó el cerebro. Con mucho cuidado, me saco la manguera biológica y apago el fuego en un momento. Me aseguro de que está todo apagado, le pego una patada a la cota y ¡arranca!. Los cables estaban pelados, pero seguían funcionando. La llave de la gasolina estaba deformada, pero se había fundido con el macarrón y no perdía. Se quemó la goma del filtro del aire, pero nada más. Conseguí llegar a casa montado, pero con el anorak hecho harapos, la cara negra y una peste a meados que tiraba de espalda.
SAlu2
Yo tengo dos historietas graciosas:
Llegó el día en que el pequeño de mis tres hermanos heredaba la cota 25 A. La pobre había pasado por tres manitas y tenía más golpes que el plato de un loco, pero seguía funcionando. El caso es que el peque tenía cinco añitos recién cumplidos y estaba como loco por que le llegase el turno de conducir y bajarse por fin del depósito de las motos de sus hermanos. Esta cota tiene embrague centrífugo y tres posiciones de la caja de cambio: corta, punto muerto y larga. Se la pusimos en marcha con la larga engranada encarando un prado. Se sube, le da gas pero cuando quiere cortar, se queda atascado el cable a tope. Entonces vemos a toda la family como en Benny Hill corriendo detrás de la motillo a pocos metros sin darle alcance. Esto duró menos de un minuto, pero debió ser digno de verse desde fuera. Al final paró contra un arbusto sin mayores consecuencias. No volvió a intentarlo en seis meses, pobre.
En otra ocasión decidí traerme la cota 49 desde Colmenar para andar por Madrid. Esta cota era de enésima mano y estaba “podrida”. Yo la había apañado los cables del encendido con unos cablecillos de una lámpara de mesilla de noche, pero funcionaba. El caso es que llegando a “La Paz” en la pendiente de subida la moto se me empieza a ahogar, como si se hubiese perlado la bujía. De repente, una llamarada sale de debajo del depósito y me pego un susto de cojones. No espero a frenar. Temiendo quemarme a lo bonzo, me tiro en marcha. La moto estaba ardiendo y yo intento apagar mi preciada posesión con el anorak de poliéster como en las películas. Como resultado, en el anorak empiezan a aparecer agujeros enormes y a quemarse el relleno: más fuego aún. “Piensa McGiver, piensa”. Se me iluminó el cerebro. Con mucho cuidado, me saco la manguera biológica y apago el fuego en un momento. Me aseguro de que está todo apagado, le pego una patada a la cota y ¡arranca!. Los cables estaban pelados, pero seguían funcionando. La llave de la gasolina estaba deformada, pero se había fundido con el macarrón y no perdía. Se quemó la goma del filtro del aire, pero nada más. Conseguí llegar a casa montado, pero con el anorak hecho harapos, la cara negra y una peste a meados que tiraba de espalda.
SAlu2
Ex GG-EC-250
Honda Dominator 650 '92 (de nuevo)
Honda Hornet 600
Cota 200
Honda Dominator 650 '92 (de nuevo)
Honda Hornet 600
Cota 200