- Vie May 14, 2010 13:52
#326590
¿Pero al final, quien decide si algo es sostenible o no? “Los de siempre” ¿verdad?
Querer jugar a demostrar la sostenibilidad del enduro contra el inventor del juego a mi me parece ser muy cándido. Pensarán haciendo esfuerzo para disimular una media sonrisita… “¿a mí me vais a venir vosotros con sostenibilidad?”.
Y es que, no nos engañemos, argumentar a favor de la práctica del “deporte del enduro” fuera de zonas específicamente habilitadas, en los tiempos que corren se hace muy difícil.
No olvidemos que cuando se habla del enduro como “deporte” se entiende que se circula a la mayor velocidad que el conjunto piloto-máquina pueda desarrollar. Y que eso se hace en lugares que son públicos y por ello, susceptibles de ser compartidos por otros usuarios. Esto se traduce en que se puede poner peligro la seguridad de terceros ajenos a esta práctica deportiva. ¿Podemos aspirar legítimamente a que la Administración nos ampare y proteja en estas condiciones? Ni con licencia verde, azul ni gris. Suerte que no ocurren más accidentes con implicación de terceros…
Es difícil concebir un enduro deportivo fuera de los circuitos o zonas específicas, cerradas al público. Como difícil sería enteder que los pilotos de rallye pidieran la legalización de este deporte en las carreteras de montaña abiertas a la circulación, conviviendo en sus entrenamientos con el resto de conductores. ¿Pedirían un carnet de conductor de rallyes para que legalizasen esta práctica? ¿Se les ocurriría pedir que habilitasen los días de poco tránsito estas carreteras para entrenar? ¿Os imagináis que se pusieran de moda los rallyes de tierra y en cada curva encontráramos de frente un coche cruzado a 120 km/h? ¿Tienen derecho a practicar su deporte en vías públicas abiertas? Seamos sensatos.
Si, seamos sensatos. Todos. Si se pusieran de moda los rallyes de asfalto y hubiese muchos practicantes ¿prohibiría la Administración circular por carreteras de montaña a todo el mundo? Pues eso es lo que han hecho en muchas Comunidades Autónomas con el enduro.
Del mismo modo que pienso que no se puede practicar “conducción deportiva” (de coches, motos, por asfalto o por tierra) en vías abiertas a la circulación, pienso que no se puede limitar el derecho a circular por estas vías. Y que en tierra y asfalto debe haber unas normas obligatorias que la Administración tiene la obligación de hacer cumplir. Por el bien de todos. Y estas normas afectan a los vehículos (ruidos, seguros, etc…) y afectan a sus conductores (velocidad, imprudencia, etc…) y han de ser justas, lógicas e iguales para todos.
Creo más lógico defender el derecho de todos los ciudadanos (motos, coches, bicicletas, y peatones) a utilizar por todas las vías públicas (asfaltadas o no) dentro de unas normas de convivencia, como una manifestación del ejercicio de nuestros derechos (repito como ciudadanos, no como endureros): la libertad, la igualdad, el derecho a la libre circulación, a disfrutar del medio ambiente, a la calidad de vida.
Y todo ello con ayuda de los no moteros a los que habría que recordarles aquello de “Vinieron a por los negros pero yo no soy negro así que no hice nada, después vinieron a por los judíos pero yo no soy judío, así que tampoco hice nada, luego fueron por los hippies, gitanos, comunistas, etc y no hice nada. Al final vinieron a por mi, pedí ayuda, pero ya no quedaba nadie que pudiera escuchar mis gritos.”
Querer jugar a demostrar la sostenibilidad del enduro contra el inventor del juego a mi me parece ser muy cándido. Pensarán haciendo esfuerzo para disimular una media sonrisita… “¿a mí me vais a venir vosotros con sostenibilidad?”.
Y es que, no nos engañemos, argumentar a favor de la práctica del “deporte del enduro” fuera de zonas específicamente habilitadas, en los tiempos que corren se hace muy difícil.
No olvidemos que cuando se habla del enduro como “deporte” se entiende que se circula a la mayor velocidad que el conjunto piloto-máquina pueda desarrollar. Y que eso se hace en lugares que son públicos y por ello, susceptibles de ser compartidos por otros usuarios. Esto se traduce en que se puede poner peligro la seguridad de terceros ajenos a esta práctica deportiva. ¿Podemos aspirar legítimamente a que la Administración nos ampare y proteja en estas condiciones? Ni con licencia verde, azul ni gris. Suerte que no ocurren más accidentes con implicación de terceros…
Es difícil concebir un enduro deportivo fuera de los circuitos o zonas específicas, cerradas al público. Como difícil sería enteder que los pilotos de rallye pidieran la legalización de este deporte en las carreteras de montaña abiertas a la circulación, conviviendo en sus entrenamientos con el resto de conductores. ¿Pedirían un carnet de conductor de rallyes para que legalizasen esta práctica? ¿Se les ocurriría pedir que habilitasen los días de poco tránsito estas carreteras para entrenar? ¿Os imagináis que se pusieran de moda los rallyes de tierra y en cada curva encontráramos de frente un coche cruzado a 120 km/h? ¿Tienen derecho a practicar su deporte en vías públicas abiertas? Seamos sensatos.
Si, seamos sensatos. Todos. Si se pusieran de moda los rallyes de asfalto y hubiese muchos practicantes ¿prohibiría la Administración circular por carreteras de montaña a todo el mundo? Pues eso es lo que han hecho en muchas Comunidades Autónomas con el enduro.
Del mismo modo que pienso que no se puede practicar “conducción deportiva” (de coches, motos, por asfalto o por tierra) en vías abiertas a la circulación, pienso que no se puede limitar el derecho a circular por estas vías. Y que en tierra y asfalto debe haber unas normas obligatorias que la Administración tiene la obligación de hacer cumplir. Por el bien de todos. Y estas normas afectan a los vehículos (ruidos, seguros, etc…) y afectan a sus conductores (velocidad, imprudencia, etc…) y han de ser justas, lógicas e iguales para todos.
Creo más lógico defender el derecho de todos los ciudadanos (motos, coches, bicicletas, y peatones) a utilizar por todas las vías públicas (asfaltadas o no) dentro de unas normas de convivencia, como una manifestación del ejercicio de nuestros derechos (repito como ciudadanos, no como endureros): la libertad, la igualdad, el derecho a la libre circulación, a disfrutar del medio ambiente, a la calidad de vida.
Y todo ello con ayuda de los no moteros a los que habría que recordarles aquello de “Vinieron a por los negros pero yo no soy negro así que no hice nada, después vinieron a por los judíos pero yo no soy judío, así que tampoco hice nada, luego fueron por los hippies, gitanos, comunistas, etc y no hice nada. Al final vinieron a por mi, pedí ayuda, pero ya no quedaba nadie que pudiera escuchar mis gritos.”