- Vie Jun 13, 2008 11:44
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Habíamos intentado dar un enfoque distinto a la técnica necesaria para abordar curvas de diferentes tipos, de tal forma que diferenciábamos algo en común a todas ellas, como era el echo de poder abordarlas de dos formas alternativas; en su totalidad o recortándolas. De igual manera, intentamos abordar el tema analizando el porqué de la técnica a utilizar más que la propia técnica de una manera conductual.
Siguiendo con esta línea, nos volvemos a encontrar con otro hecho en común a todas las curvas y que tiene que ver con las leyes de la Física. La fuerza se representa por un vector con punta (flecha) que indica una dirección y un sentido. Cuando tomamos una curva, intentamos variar esa dirección continuamente, con lo cual la fuerza intentará oponerse y tanto nuestra rueda delantera como trasera, tenderán a seguir la dirección antigua.
Dicho de una manera coloquial, las ruedas tenderán a derrapar hacia el exterior y este hecho se hará más patente cuanto más resbaladizo sea el terreno y mayor la velocidad a la que intentemos tomarla. Luego un hecho en común a todas las curvas es la tendencia de nuestra rueda delantera y trasera a derrapar hacia el exterior.
Podemos ser más permisivos a la hora de que nos derrape la rueda trasera, incluso una derrapada controlada con ella puede ser efectiva en determinadas ocasiones, además podemos controlar la derrapada con el puño del gas. La rueda delantera tendera a derrapar o “irse”, única y exclusivamente por la fuerza, no pudiendo controlarla con el motor. En este sentido es más traicionera que la trasera, no suele avisar y una vez que empieza a derrapar, existen muchas posibilidades de terminar en el suelo.
Por todo lo enunciado, cuando nuestra marcha a través de las curvas se acerca al límite, debemos de mantener nuestra máxima atención en que la rueda delantera vaya por donde debe de ir y controlar que no derrape. Lógicamente cuanto más peso pongamos sobre ella menos derrapa.
Vamos a por ello. Nos imaginamos nuestra curva extrema un poco menos extrema, es decir: giro de 150º en una superficie plana sobre tierra dura resbaladiza (en verano). Llegaremos casi al epicentro de la misma casi sin tumbar y casi con la rueda delantera recta. Aquí tendremos que adoptar un compromiso tumbar/torcer manillar necesario para tomar la curva sin que derrape. Cuanto más cerrada la curva se tuerce más el manillar y cuanto más abierta la curva se tumba más.
Estamos en el epicentro, con el máximo peso sobre la rueda delantera para evitar que derrape. Introducimos el concepto matemático cuerda, como porción de la circunferencia de un determinado ángulo. La cuerda que debe de describir la rueda delantera es mucho menor que la que debe de describir la trasera, sin embargo el cambio de dirección de ambas debería producirse al mismo tiempo. Esto se consigue girando más deprisa la trasera que la delantera, es decir frenando la delantera y derrapando con la trasera.
Tendremos nuestra postura de siempre, el cuerpo sobre el manillar, la pierna interior paralela a la horquilla en previsión de un susto, el cuerpo hacia fuera de la moto por la parte externa de la curva para permitirnos tumbar la moto y la mayor presión sobre el estribo exterior para controlar la derrapada trasera.
Jugando con el gas, el freno delantero, el giro del manillar y la tumbada necesaria iremos dando nuestra curva, intentando girar lo más rápido posible pero evitando el derrape delantero y el exceso de derrapada trasera. Se que soy pesado, pero en los noveles quedan los conceptos: la derrapada delantera la evitamos y la trasera la provocamos, controlándola para que no sea excesiva.
Cuanto más abierta la curva más velocidad, menos torsión del manillar, mayor tumbada y menor diferencia entre la cuerda que describe la delantera y la trasera, con lo cual menor la derrapada trasera provocada, llegando a no necesitarla en curvas muy amplias.
Veamos algunos trucos para evitar la derrapada delantera y controlar la derrapada trasera:
Cuanto más vertical este la moto, menos tendencia de la delantera a derrapar, con lo cual si vemos que se nos va, intentamos corregir levantando la moto. El mismo efecto lo hace la posición del cuerpo por fuera de la moto, es decir, si vemos que se va de alante, sacamos más el cuerpo hacia afuera.
Una forma de disminuir la derrapada trasera cuando desacelerar no es suficiente, es frenar con el trasero. Esto solo es posible con las curvas contrarias a la localización del freno, con lo cual solo nos valdrá en el 50% de los casos. Otro truco es girar la rueda delantera un poco en dirección a la de la curva, esto provoca que se frene algo la moto, además de levantarla. La otra opción, es decir, girar la rueda delantera en dirección contraria a la curva, provoca que la trasera derrape más, ya que sujeta la moto de delante y la diferencia entre cuerdas aumenta. Esto último se usa cuando queremos derrapar y el terreno no es excesivamente resbaladizo.