- Mar Mar 04, 2008 15:27
#251284
Celebrábamos la primera de las tres competiciones que forman el Primer Enduro Infantil.
El día amaneció para niños, mamis, papis, familiares y amigos más brillante que una mañana de Reyes
Organización perfecta, federación volcándose en los más pequeños, protección civil dispuesta a hacer todo lo necesario, equipo sanitario con dotación de alto nivel y chavales disfrutando del un gran día de enduro.
... Y en esto llegaron los forestales
Se bajaron con parsimonia de su impecable todoterreno blanco, ignorando a infantes, progenitores y a cualquier otro objeto animado o no, distinto a las carpetas que manoseaban empeñándose en simular normalidad.
Él parecía resignado a su destino; ella se veía feliz de su misión.
Yo estaba adentrándome en el rally para ayudar a los chavales en un infernal paso de piedras que los tenía exhaustos y desde la distancia pensé que al igual que suelen hacer los Sepronas, venían a disfrutrar un poco de un espéctaculo familiar sano y divertido y a tomarse uno de los zumos que la Federación nos había regalado.
Después me contaron que el espectáculo fue triste y nada edificante aunque se hizo todo lo posible para que los chavales no se enteraran de nada y creo que lo conseguimos.
Se dirigieron a los organizadores interrumpiendo la atención absoluta que todos debemos prestar en un evento en el que hay niños de muy corta edad.
Preguntaron si el evento contaba con permisos y educadamente se les respondió que sí; insistían en detalles mientras llevábamos el control de tiempos, ayudábamos a los chavales a girar en las curvas cerradas de la crono, y se les iban respondiendo que contábamos con todos los permisos necesarios y que por supuesto estábamos dispuestos a enseñarles la documentación siempre que nos dejaran el respiro necesario para que no se nos perdiera ningún chavalín antes de entrar en el rally que los cubría por completo.
Imaginaron que por ese camino no había forma de hacer sangre y preguntaron con malicia si tambíen teníamos los permisos de Vía pecuaria.
¡Cuidado con el dorsal 4 que se la pegaaaa! Perdón, ¿ qué decía? ¿Ah Vías pecuarias?. No, no ese no lo tenemos porque la competición no pisa vías pecuarias.
Sin inmutarse señalaron los coches de los papis que estaban aparcados al borde del camino y se les dibujó una sonrisa en su verde rostro.
Ahí empezó su festín. Pertrechados de lápices, papeles, cámaras de fotos, se atiborraron de datos para alimentar un nutrido expediente del cual ya tendremos noticias.
A pesar de todo el día fue feliz para los más de 50 niños y familiares que
pasamos un día inolvidable con la naturaleza, y la dejamos tan limpia y ordenada como antes de llegar.
Seguiremos informando.
El día amaneció para niños, mamis, papis, familiares y amigos más brillante que una mañana de Reyes
Organización perfecta, federación volcándose en los más pequeños, protección civil dispuesta a hacer todo lo necesario, equipo sanitario con dotación de alto nivel y chavales disfrutando del un gran día de enduro.
... Y en esto llegaron los forestales
Se bajaron con parsimonia de su impecable todoterreno blanco, ignorando a infantes, progenitores y a cualquier otro objeto animado o no, distinto a las carpetas que manoseaban empeñándose en simular normalidad.
Él parecía resignado a su destino; ella se veía feliz de su misión.
Yo estaba adentrándome en el rally para ayudar a los chavales en un infernal paso de piedras que los tenía exhaustos y desde la distancia pensé que al igual que suelen hacer los Sepronas, venían a disfrutrar un poco de un espéctaculo familiar sano y divertido y a tomarse uno de los zumos que la Federación nos había regalado.
Después me contaron que el espectáculo fue triste y nada edificante aunque se hizo todo lo posible para que los chavales no se enteraran de nada y creo que lo conseguimos.
Se dirigieron a los organizadores interrumpiendo la atención absoluta que todos debemos prestar en un evento en el que hay niños de muy corta edad.
Preguntaron si el evento contaba con permisos y educadamente se les respondió que sí; insistían en detalles mientras llevábamos el control de tiempos, ayudábamos a los chavales a girar en las curvas cerradas de la crono, y se les iban respondiendo que contábamos con todos los permisos necesarios y que por supuesto estábamos dispuestos a enseñarles la documentación siempre que nos dejaran el respiro necesario para que no se nos perdiera ningún chavalín antes de entrar en el rally que los cubría por completo.
Imaginaron que por ese camino no había forma de hacer sangre y preguntaron con malicia si tambíen teníamos los permisos de Vía pecuaria.
¡Cuidado con el dorsal 4 que se la pegaaaa! Perdón, ¿ qué decía? ¿Ah Vías pecuarias?. No, no ese no lo tenemos porque la competición no pisa vías pecuarias.
Sin inmutarse señalaron los coches de los papis que estaban aparcados al borde del camino y se les dibujó una sonrisa en su verde rostro.
Ahí empezó su festín. Pertrechados de lápices, papeles, cámaras de fotos, se atiborraron de datos para alimentar un nutrido expediente del cual ya tendremos noticias.
A pesar de todo el día fue feliz para los más de 50 niños y familiares que
pasamos un día inolvidable con la naturaleza, y la dejamos tan limpia y ordenada como antes de llegar.
Seguiremos informando.