...cuando se llamaba Todo Terreno
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By Puchweb
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Jajajaja :lol: :lol: :lol: :lol: , Jordi, eres un crack :wink:
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Marc Coma (Aviá, Barcelona, 7-10-76) es, probablemente, el piloto más rápido en adaptarse a una carrera tan difícil de interpretar como el Dakar. Debutó en el año 2002 y la asumió con una facilidad pasmosa. Sorprendió a los veteranos, que sumaban lustros en esta aventura. Demostró al instante que África estaba dibujada para él. En aquella primera afrenta, con un moto experimental, brilló en las etapas europeas y rodó entre los veinte primeros por las rutas del Sahara, hasta que la CSV dijo basta. En 2003, fichado ya por Repsol, fue undécimo, sin dejar de ayudar a Roma y a Esteve. Una labor que continuó en la edición siguiente, pero un golpe en la cabeza, que le dejó inconsciente, le obligó a retirarse. En 2005, segundo al final, pudo ganar. Dos contratiempos se lo impidieron. Este año, nada ni nadie ha podido frenarle.

Marc respiró el mundo de la moto campo a través desde que nació. Su padre, Ricard, llegó a ser quinto en el Campeonato de España de motocross. En su casa siempre había trastos con dos ruedas. Y en las de toda su familia. A los ocho años montaba una Montesa Cota 348. Se la «robaba» a su tío y escapaba por las montañas de Aviá.

Su obsesión le permitió obtener su primera moto propia, una Puch Cobra 74 con la que vivió sus primeros duelos con los amigos del pueblo. Con la condición de sacar buenas notas en el colegio, papá le compró después su primera máquina de competición, una Honda CR 125 de motocross, con la que afrontó sus primeras carreras. Jaleado por la afición de su padre, su ilusión se hizo realidad: competir en los campeonatos provinciales, regionales y por fin, los nacionales.

A los dieciocho años llegó un punto de inflexión. Quería ser piloto profesional y no veía su futuro en el motocross. Tenía que convencer a su familia para regatear la búsqueda de un trabajo, de una vida «normal», y dedicarse a la moto. Y eligió el enduro.

El enduro le salvó de una vida normal

Fue su salvación. En su debut, con 19 años (1995), se proclamó campeón de España juvenil en la categoría superior a 175 c.c. En esta especialidad pudo explotar la sabiduría adquirida durante once años, enseñar una calidad recibida por los genes de su padre y de esos montes de Aviá que incitan a su conquista a bordo de un aparato de dos ruedas. Un éxito apoyado en la frialdad, la humildad y una cordura extraña en su juventud. Virtudes que, junto a la sinceridad, han definido su trayectoria y le han catapultado hasta convertirse en el segundo español que triunfa en el raid por antonomasia.

Su proyección en el enduro fue fulgurante. Medalla de plata en el Mundial por Naciones de 1996, cuarto en el Europeo 1997, campeón del mundo sub 23 y por Naciones en 1998, tercero en los Mundiales por Naciones 2000 y 2001, Coma volvió a elegir con acierto su porvenir. El Dakar era su objetivo. Su estreno en 2002, con esa CSV experimental, apadrinado por Carlos Sotelo, fue el comienzo de una gran amistad.

Repsol lo fichó inmediatamente y en su cuarta participación, el año pasado, ascendió al podio, pujó por la victoria y, lo más importante, supo que era capaz de triunfar. La falta de gasolina en una etapa y la suspensión de dos jornadas importantes, dados los fallecimientos de Meoni y de «El Carni», le impidieron derrotar a Despres.

El francés sabía que el español sería el favorito esta vez. Porque su progresión era imparable. Poseía todas las características para ser invencible. A su técnica sumaba una prudencia, una carencia de riesgos, una mesura y una visión de carrera que sólo una rotura de la KTM podían frenar. Marc avisó con el título de campeón del mundo de raids 2005, hace un mes, y ahora ha alcanzado lo inevitable. Toma el testigo español que Roma disfrutó en 2004. Y puede quedárselo durante años. Porque, con cinco Dakar a cuestas, sigue como una rosa. Como el lago.